Hacer ashtanga es recorrer un camino todos los días.
Si recorres todos los días un sendero, supongamos en el bosque, el suelo se irá curtiendo con tus pisadas, tus huellas se irán marcando en la tierra, y cada vez quedará más delimitado, más visible el camino a seguir.
Podés recorrer un camino todos los días y aunque parezca siempre el mismo camino, cada día que lo atraviesas es diferente. Algunos días hay sol, otros está nublado. A veces llueve y te caén algunas gotas que pasan entre las copas de los árboles. La tierra debajo puede estar muy seca, o tal vez este pantanosa tras la caída del rocío y te resbales un poco. Un día podes ir caminando contemplativamente, observando tu entorno en silencio y sin participar o intervenir mucho en el. Otras veces pasas y tomas unas flores o unas hojas, separas algunas ramas, y así vas dejando marcas. A veces hace frío, mucho frío y tu cuerpo está tieso, y otras vas sudando gotas gordas. En ocasiones lo recorres en bicicleta o corriendo porque es tarde, otras a paso de tortuga. Algunos días estas triste y lo atraviesas llorando, pero otros vas sonriendo y sintiendo el aire en la cara.
Así es nuestra práctica. Así vamos recorriendo un camino con el cuerpo, la respiración y la atención conciente. Observando y desarrollando la sensibilidad y la quietud mental. Cuanto más recorrés ese camino más seguridad tenés sobre como es , sobre como se siente , hasta que ya sabes que estás ahí y que nada malo te puede pasar, estas tranquile, protegide, estas en un camino con corazón 💜 (diría Carlos Castaneda).
El camino nos enseña la impermanencia
Conocer el camino es posible y a la vez imposible. Osea, lo podemos conocer, pero siempre está cambiando. ¿Es posible conocer algo que está en constante cambio? El recorrido es el mismo, pero el camino está en contante transformación, no es una entidad fija, porque está expuesto a todas las interacciones del medio y a todos los objetos y seres que lo conforman. Todo en el universo esta en constante movimiento y cambio, no podemos ser la excepción.
Nosotres aprendemos todo de este camino, el camino es nuestro guru. Y es recorriendo que aprendemos. Si dejamos de caminarlo dejamos de aprender. Al recorrerlo nuevamente, el camino nos refleja, como un espejo, nuestro propio conocimiento, el cual ya estaba dentro nuestro, solo que un poco olvidado.
Algo muy importante que podemos observar en nuestro ritual de recorrida es la "impermanencia". A simple vista, o visto desde afuera, parece ser siempre lo mismo, el mismo recorrido. Pero internamente se vuelve mas y mas claro que todo lo que existe, incluido nosotres mismes, es impermanente.
Ahora solo depende de como nos paramos frente a esa constante transformación o impermanencia. Si nos oponemos es probable que terminemos sufriendo mas. Si utilizamos la impermanencia a nuestro favor seremos mas felices.
Una forma de tomar la impermanencia en su sentido positivo es poder ver que todo aquello que queremos cambiar de nuestro estado actual, es probable que siga siempre mutando. Y ahí es donde podemos tomar las riendas y dar la dirección que queremos a ese cambio.
¡Que viva el Yoga !
Autora: Patricia Aballay
Yorumlar